Tener tu propia empresa como todo tiene sus pros y sus contras.

Tienes libertad de horarios, lo que significa que o te cuadras muy bien la agenda o no tendrás tiempo libre.

Puedes trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento, ya que hoy en día llevamos la oficina en la mano. Y la pregunta es: ¿nos da libertad o nos esclaviza?.

Uno de mis mayores aprendizajes ha sido conciliar vida profesional y personal.

Antes llevaba dos agendas, una para cada cosa, ahora todo está en la misma. Porque para mí es tan importante mi vida personal como la profesional y por lo tanto ambas tienen que tener cabida en mi agenda.

Desde mi experiencia, para no relegar tu vida personal a un segundo plano es mejor agendarlo todo, igual que haces a nivel profesional y no hacer concesiones.

Porque si no aprendes a conciliar te va a pasar factura.

Recuerdo un día buscando hueco en mi agenda para poner una reunión y cuando me di cuenta, la había agendado a la hora que tenía que recoger a mi hijo del colegio.

Y el problema no fue que alguien lo recogiese en mi lugar. El problema fue cómo me sentí por hacerlo.

Tomar la decisión de agendarlo todo en un único lugar me ha resultado muy beneficioso.

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